Miedo ante la salida después del confinamiento.
Introducción.
Después de muchas semanas de confinamiento, se nos permite volver a salir poco a poco a la calle, además de incorporarnos a nuestras actividades diarias, bajo una serie de restricciones horarias, de distancia y de preocupación. Sin embargo, muchas personas, tanto adultos como niños/as siguen sin querer salir de casa, ya que sienten miedo al virus y a que les ocurra algo en el exterior. Para estas personas, la esperada salida al exterior no les resulta una idea tan placentera como al resto, sino que les genera miedo y preocupación.
¿Qué es el miedo?
Como ya comentamos anteriormente, el miedo es una conducta de respuesta adaptativa emocional ante un peligro presente e implica garantizar la supervivencia. Los miedos y las preocupaciones son universales y son imprescindibles para el correcto desarrollo psicológico, ya que, como hemos dicho, garantizan nuestra supervivencia. Pero estos pueden volverse enfermizos, y convertirse en trastornos cuando nos afectan en nuestro día a día.
Los miedos se pueden clasificar en diferentes grupos: al abandono, al entorno, a las situaciones,a los animales y a los cambios. En este caso, podemos tener miedo porque ha sido una situación nueva e inesperada, y podemos sentirnos asustados, ya que no comprendemos bien esta situación, lo que nos genera incertidumbre.
Por lo tanto, si el miedo se transforma en un sentimiento intenso y/o permanente, que nos paraliza y nos produce una necesidad de evitación y huida permanente, y a la vez nos dificulta la realización de actividades que nos gustan y nos hace sentir que no podemos afrontar las tareas cotidianas, pasa a ser desadaptativo. El miedo se convierte en fobia.
Las fobias se caracterizan por afectar a la vida cotidiana de las personas, generando un malestar y un trastorno de ansiedad. Las fobias se producen cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo ante diferentes peligros es injustificada, inoportuna, desmesurada e interfiere en nuestro día a día, reduciendo nuestra capacidad de actuar y gozar.
Miedo a salir al exterior.
Actualmente hay personas que, después del confinamiento, sienten miedo, incluso pánico o fobia, por volver a salir a la calle y prefieren quedarse en casa, ya es un lugar en el que se sienten seguros. Estas personas han asimilado todos lo que se ha ido diciendo para quedarnos en casa y piensan que el peligro se encuentra en el exterior y por ello, deben seguir quedándose en casa.
El miedo al contagio y por ello, al salir al exterior, es una sensación subjetiva y depende de la percepción que cada uno tenga del riesgo. Esta percepción es aquello que nos paraliza.
¿Porque no lo tenemos todos?
Por lo tanto, las personas que sienten miedo a contagiarse temen que al salir a la calle puedan contraer el virus, y por ello, prefieren quedarse en casa. Además, al salir al exterior pueden sentir aceleración, hiperventilación, mayor ritmo cardíaco o incluso provocarles ataques de ansiedad.
¿Quién es más probable que lo sufra?
- Personas que hayan pasado por alguna fobia, agorafobia, que tengan ansiedad, ansiedad por enfermar, trastorno obsesivo-compulsivo o trastorno por estrés postraumático…
- Personas con predisposición a aislarse socialmente
- Personas que tengan allegados afectados por el Covid.19, que hayan sufrido alguna pérdida o hayan vivido una experiencia negativa durante la cuarentena relacionada con el virus.
- Personas que no hayan salido en absoluto durante el Estado de Alarma.
¿Cómo afrontarlo en adultos?
- Reconocer el miedo. Sería el primer paso, si somos conscientes de él, estamos regulando ya este miedo. Es decir, reconocer que tenemos miedo de salir a la calle, de relacionarnos con alguien que pueda estar contagiado, de exponernos al virus, de enfermar…
- Visualizar la situación. Imaginarnos que salimos a la calle, realizamos un paseo.
- Enfrentarse a él. Si nos exponemos al miedo y nos enfrentamos a aquello que sentimos, le restamos importancia y lo hacemos más pequeño. Asimismo, no debemos forzarnos y realizarlo de manera paulatina y gradual. De manera que, podemos realizar pequeñas salidas al exterior, pequeñas exposiciones.
- Vuelta progresiva a la normalidad. Seguir el protocolo marcado por las autoridades, nos ayudará a sentirnos protegidos y a salir al exterior, disminuyendo de esta manera la sensación de peligro. Teniendo en cuenta, que es importante escucharnos a nosotros mismos y seguir nuestro ritmo. Cada persona tiene sus tiempos, de manera que nos tenemos que sentir preparados para realizarlo y no seguir el ritmo de los demás.
No pasa nada que no salgamos el primer día, podemos salir otro día, y tampoco que demos una vuelta a la manzana, en vez de salir a pasear 1 km.
- Potenciar la resiliencia. Tomar conciencia de la nueva realidad y aceptar la situación, para ello es importante que sigamos realizando las actividades que hemos aprendido a realizar durante estos meses.
- No alimentar nuestros miedos y preocupaciones. Si nos vemos muy descontrolados, que nos genera mucho malestar, que nos incapacita, debemos aceptar que existe un problema y debemos pedir ayuda a un profesional. Es decir, si pasan muchos días y es imposible cruzar la puerta de tu casa, o el hecho de visualizar la situación te genera ansiedad.
¿Cómo ayudar a nuestros hijos a afrontar el miedo?
- No tratar de eliminar el miedo, ayudar a nuestros hijos/as a controlarlo. La mejor manera de ayudar a los niños a superar su miedo es ayudarles a aprender a tolerarlo lo mejor que puedan. Con el tiempo irá disminuyendo.
- No evitar salir a la calle simplemente porque le de miedo. Ayudar a los niños/as a evitar las cosas que les dan miedo hará que se sientan mejor a corto plazo, pero a costa de reforzar su ansiedad a largo plazo.
- Ser positivo/a, pero realista. No prometer a nuestros hijos/as que lo que les da miedo no va a suceder, por ejemplo que es imposible contagiarse al salir a la calle, en su lugar hay que explicarle que siguiendo las pautas que nos han marcado no nos pasará nada.
- Respetar sus sentimientos, pero no reforzarlos. Dar validez a los sentimientos no es igual que estar conforme con ellos. De manera que si a su hijo/a le aterra salir a la calle, hay que escucharles y ser empáticos, pero a la vez animarlos a hacer frente a sus temores.
- Darle ánimos. Diciéndoles que apreciamos el gran esfuerzo que están haciendo.
- Intentar que el periodo previo a la situación estresante sea breve. Cuando tememos hacer algo, el periodo más duro es antes de hacerlo. Así que, si a un niño le pone nervioso salir a la calle, no hable del asunto hasta que sea necesario.
- Dar ejemplo de cómo controlar la ansiedad de forma sana. No fingir que nosotros no tenemos miedo ni ansiedad, al contrario, permitir que los niños/as vean que sabemos controlarlo, tolerarlo, y nos vemos capaces de superarlo con tranquilidad.
- Realizar una salida en escalada y con objetos de apego. Es mejor empezar con salidas de corta duración y poco a poco ir aumentándolas, de modo que reforzamos positivamente el avance de cada día. De igual modo, podemos dejar que durante su paseo lleven su juguete de apego o preferido o use la bicicleta, un patinete o los patines.
Nuria Barrios Soriano Graduada en Pedagogía Col.998/22594278 | Inma Marí Corraliza Graduada en Psicología Orientadora educativa |